Para continuar con la tradición, ésta vez reclutamos por un
lado a mi gran amigo Pani, que junto con mi compañero en la anterior edición
tomamos la salida de la XXVIII edición de está prueba que contó con récord de
participantes. Por otro, tuve una gran culpa en que mi otro recluta Kike
tomara la salida, fruto de mi constancia (flores aparte) y pesadez en motivarle
de que "por qué no" podía acabar una media y haberle despertado esa
inquietud que un día le propuse cuando me lo encontré haciendo footing.
Con otros colegas tuve la misma intención pero corrí peor suerte que, sin embargo, han tirado de cordura y simplemente me han acompañado en bicicleta. Gracias a Pedro Villodre, mi fisioterapeuta y sobretodo "mi comare".
Para que mis nuevos corredores lograran afrontar con unas mínimas
garantías la carrera, optamos por sesiones diarias que fueron alargándose tanto
en tiempo como en distancia y que con el paso de las semanas la misma distancia
veía reducir su tiempo de ejecución de manera considerable. Incluso una semana
antes tuvimos el valor (no fue lo correcto) de hacer el recorrido completo del
circuito y se encontró mejor de los esperado.
Bien es cierto que el día de la carrera los nervios, la presión, los competidores y las distintos factores que influyen hacen más llevadera la carrera y que acabes en mejores o peores condiciones.
Bien es cierto que el día de la carrera los nervios, la presión, los competidores y las distintos factores que influyen hacen más llevadera la carrera y que acabes en mejores o peores condiciones.
Para mí no era algo nuevo, ya que lo viví un año antes, por
lo que conocía que la motivación juega un papel más que fundamental en este
tipo de pruebas y no quería dejar a mi compañero novato a su suerte el día de
la prueba, pero sabedor que desde las primeras curvas el propio ritmo de
carrera haría que el mejor acompañante de uno sea ir cómodo con uno mismo,
optamos por desearnos suerte antes del pistoletazo de salida.
La táctica empleada
ésta vez no fue la correcta, puesto que tratar de llegar cómodo y después
internar recuperar ventaja en el tramo final se hace imposible conforme vamos
sumando kilómetros con curiosos desniveles. La comparativa con la vez anterior
se hace latente y al apreciar los distintos ritmos en los diferentes tramos
hace que te vayas minando psicológicamente haciendo que tu ritmo vaya "in
decrechendo" paulatinamente hasta el punto de pensar arrojar la toalla.
Mi motivación fue una vez más la de apoyar el Síndrome de Rett, pero camiseta
aparte, acordarse de quien nos dejó torna el sufrimiento en estímulo para
completar los kms restantes. Las distintas lesiones arrastradas no servían de
excusa, pero no así la fatiga acumulada de los fuertes entrenamientos
previos que terminaron pasando factura.
Personalmente, esta vez los kilómetros finales supusieron
un gran sacrificio pero por la simple causa por la que lo haces y la gente
vitoreando... no hay palabras.
Muchos participantes no lograron acabar la carrera, fue una media atípica para muchos, pero nos quedamos con los
kilómetros recorridos y del buen ambiente que se respira dentro de este tipo de
acontecimientos. Grande Rafa, nos quedan muchas por hacer.
Una vez sentado, estirando a la vez que descansado, con el bocadillo a medio comer y la botella de Powerade a medio beber y pensando si para algo sirvieron esas travesías en mañanas de frío... el speaker entonó que David Paniagua enfilaba la línea de meta en
solitario y ahí se esfumó mi temor: Que la terminara.
Para entonces, ya tenías tu primera media maratón.
Para entonces, ya tenías tu primera media maratón.
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