La reciente agresión al primer ministro italiano, el queridísimo Silvio Berlusconi, ha generado diversas posturas tras el incidente. Unos que si en tratamiento psiquiátrico, otros que si odio político… Lo que sí es cierto es que actuó en solitario y bajo los desacuerdos que ha generado en la sociedad italiana, siendo definido por algunos como un autentico “ataque de cordura”. Tiene miles de fans en redes sociales, dándole racionalidad a mi modo de ver. No es lícita su actuación pero tras las distintas declaraciones del primer ministro le esperaba un regalito de éstos.
Es de sobra conocido los excesos de Il Cavaliére en sus juergas en Villa Certosa, donde más de uno (y una) se vanagloriaba sin ser inocente de lo acontecido como se ha llegado a publicar. Otros van más allá y ven en él al nuevo dictador del siglo XXI, que se presenta con el poder en la mano para catalogar a su antojo lo que a su prole le plazca, de éste modo no tenemos ni tv (Rai uno) ni futbol (Ac Milán) ni democracia italiana en plena era de la libertad.
Por cierto amigo Tartaglia, si vas a Copenhague tengo en casa una réplica de la mezquita...
