Se ha dicho hasta la saciedad que el político no sólo ha de ser honrado, sino que ha de parecerlo, y más en un país como Espanistán. Seguro que a Don Mariano ya se le atragantaba el caso Gürtel (donde la opacidad brilla con luz propia) y hubiera impedido que Camps y la ristra de más de cien imputados que le acompañaban en las listas se presentasen a las elecciones si hubiera podido, pero poco puede hacer el jefecillo del partido que no tiene poder real contra sus señores feudales de las regiones donde gobiernan fuera de las directrices de la dirección nacional.
Tras el destape de esta trama muchas han sido las voces que cerraban filas en torno al President de Les Corts, pero el plumero del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana dejaba ver el soborno, cohecho impropio además de contratos públicos a dedo sin concurso previo como la contratación irregular con Orange Market o la financiación del propio partido entre otras.
Visto desde la otra acera, menudo elemento ha dimitido de su cargo político con tal de no sentarse frente a un jurado popular. No obstante, un Rajoy avergonzado se ha atrevido a afirmar frases como que el expresidente de la Generalitat ha estado con su dimisión "a la altura de las circunstancias" y que ha actuado con “grandeza” en una “situación difícil”
En su tierna despedida, Camps dejó algunos regalitos en forma de frases que la verdad daban cierto tufo a palabrería hueca, como decir que su dimisión es un sacrificio personal y voluntario, hecha por la Comunitat, por España y sobre todo para que Rajoy pueda ser Presidente del Gobierno, que no podrían demostrar nada porque no hay nada y que se iba con la conciencia tranquila habiendo cumplido todas sus ilusiones… y benditas ilusiones tan trajeadas.
En su tierna despedida, Camps dejó algunos regalitos en forma de frases que la verdad daban cierto tufo a palabrería hueca, como decir que su dimisión es un sacrificio personal y voluntario, hecha por la Comunitat, por España y sobre todo para que Rajoy pueda ser Presidente del Gobierno, que no podrían demostrar nada porque no hay nada y que se iba con la conciencia tranquila habiendo cumplido todas sus ilusiones… y benditas ilusiones tan trajeadas.
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