Un día antes de ser presentado oficialmente como flamante nuevo técnico del Villarreal CF, un infarto se llevaba a Manuel Preciado, club por el que había fichado para reflotar el "submarino
amarillo". La noticia sacudió
los cimientos del fútbol español y sumió especialmente al sportinguismo, su último club, en un profundo dolor.
Fue jugador y entrenador, pasando la mayor parte de su carrera en los banquillos de Levante, Racing y Sporting entre otros. Se convirtió en uno de los entrenadores más
carismáticos de los últimos años, recordando el ascenso y posterior salvación del Sporting.
Posiblemente uno
de sus capítulos más complicados como entrenador tuvo lugar hace dos temporadas por las críticas vertidas de José Mourinho por una alineación
ante el Barcelona que desató la polémica, en la que ambos entrenadores
tuvieron más que palabras. Quedando con el tiempo en el olvido, mostrando el carácter que le caracterizaba.
Honesto, entrañable, trabajador y luchador
constante, Preciado iba por derecho pero la vida no fue nada sencilla con él lejos de los banquillos donde no sólo peleó lo indecible, sino que se
vio obligado a plantar cara a una vida marcada por la tragedia, en la que
tres fallecimientos en menos de una década le marcaron de manera definitiva. "La
vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome
un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda
opción".
Ha sido un golpe inesperado, directo a las entrañas de la multitud de amigos que
este cántabro universal había cultivado a lo largo de su dilatada vida y que seguro que allí arriba sigue siendo socio del Sporting. Las ruedas de prensa ya no serán lo mismo ya que le daba el toque informal que, sin pelos en la lengua, nos gustaba a todos.
Se marcha un luchador que demostró que "pelear
por los sueños siempre merece la pena".
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